Entre tanta bulla alrededor: Alicate

Alicate, es un estudiante de licenciatura en Artes de nuestra casa de estudios, proveniente de Los Andes. Actualmente, se encuentra cursando los últimos semestres de la carrera. Alicate es un artista que explota la contemporánea técnica del arte concreto, la cual lo ha llevado a exponer en diferentes lugares. Su última exhibición se llevó a cabo en el mes de septiembre del presente año en uno de los rincones de Valparaíso, el salón Knibilly. Espacio autogestionado que se prestó para la exposición de pinturas de otros artistas.

AUDACES

Mateo Fuentes Zumelzu

12/4/20256 min read

Era un día nublado, caminando por la calle Carampange cerca de la Aduana de Valparaíso, la hora acercaba las 18:00, como día primaveral corría un viento que obligaba a usar un polarón o bufanda adicional. Camine y subí por la calle, hasta llegar a la escalera con dirección al Paseo 21 de mayo, ese sería el punto de encuentro con quien tendría el gusto de conversar e intercambiar palabras. El tiempo se transformó en milésimas de segundos hasta que llegó Alicate, el corte de pelo recién hecho lo decía todo y hablaba por sí mismo.

De pelo crespo con los costados rapados, un verdadero panky. “Uno tiene que mimetizarse”, expresó a medida que íbamos caminando hasta su casa. Nos acompañaba Taala, su fiel amiga perruna, quien lo acompaña a donde sea que el viento los lleve.

¿Con quién estoy hablando hoy en día?

— Soy Alicate para estos fines. Artista visual, me especializo en la pintura y dentro de esta disciplina construyo y compongo pinturas de arte concreto.

Haciendo alusión a su seudónimo y por como es conocido popularmente: Alicate. Estudiante de licenciatura en artes ha tenido la oportunidad de exponer durante el 2023 en el mismo salón gracias a los fondos postulados en la universidad. En esta instancia tuvo la oportunidad de presentar y dar a conocer su arte de manera pública junto de otra artista. La cual tiene un concepto que se contrasta con lo que Alicate compone.

¿Cómo llegaste a exponer al Salón Knibily?

— Durante el año hicieron una convocatoria. Entonces, tú mandabas tu propuesta expositiva y la aprobaban o no. Yo la mandé, la aprobaron y junto a Vico Mororo, que expuso también y fuimos los dos po’. Entonces también es divertido y fue súper interesante cómo se une y se contrapone a la vez el trabajo de Vico y mi trabajo porque son propuestas muy diferentes

¿La universidad te ha facilitado estas instancias?

— No, para nada.

Y, ¿Qué crees que le ha faltado a la universidad para apoyarte?

— O sea, apoyar en sí, no. No hay un digamos: ente encargado de fomentar, promocionar, incentivar y crear instancias expositivas, de la Universidad Católica de Valparaíso. Es por así decirlo proyectos autogestionados, un sálvese quien pueda. Por darte un ejemplo, la semana pasada fue la Bienal de la Escucha, y todo lo que fue el montaje fue hecho por tres personas, yo y otros dos muchachos que se tuvieron que bancar el poner bonito la sala de exposición. Entonces como que la universidad se ha lavado un poco las manos con estas instancias, se siente como un “soluciónenlo entre ustedes”.

Igual me comentaste que el 2023 se ganaron un proyecto, ¿Cómo fue eso?

— Una lata, por la cual tuvimos que pasar por muchos filtros, primero presentar la propuesta, segundo, tener que ir a Casa Central a defender la propuesta, --casi como si se tratase de una tesis--. Además, competimos con otras carreras, como diseño o arquitectura, que también están postulando al proyecto, entonces como que había de fundamentar bien los gastos del fondo y dejarlo todo en un documento bien completo. Y no es por sonar mal agradecido, pero, teniendo en consideración que eran 500 lucas, para el tipo de institución, es poco. Podría ser mejor.

¿Qué te motiva a llevar a cabo estás exposiciones? ¿Por qué lo haces?

— Porque siento yo que uno nunca deja de hacer cosas para el ojo ajeno. Como tú nunca dejas de ser parte de un grupo. A menos que te vayas y hagas tú alto autónomo. No, es imposible. O sea, igual siempre tú y yo nos vamos a entender por el otro o para el otro. Entonces, en ese sentido, claro. Es por un motivo social, como tal, de exposición, y el por qué hago arte es ya por una necesidad. Necesidad espiritual de sacar esa necesidad de atención.

Se explayó en la idea comentando que cuando era chico pasaba mucho tiempo solo, era él solo y su hermana, con la cual se llevaba por varios años más. Por lo que su manera de encontrarse cómodo en el mundo, parte de la iniciativa de empezar a rayar cosas, todo material que soporte la tinta. Agregando que esta misma expresión, con la llegada de él a la academia, su técnica se estaría refinando para llegar a un producto más elaborado.

En la idea de querer dejar una huella en el mundo, de ganarle al tiempo, de trascender en la vida, explicó que la motivación nace en parte del mismo ego humano. “Una huella para dejar una marca que marque la presencia de alguien”, confesó Alicate.

En cierta forma lo haces para llenar tal vez un vacío que puedes llegar a sentir

—Sí, todo el rato. Aunque ahora que te lo digo, es porque ya lo sé. Pero yo cuando hago mis pinturas las hago sin pensar, un poco como en modo automático. Sin querer pensar exactamente en lo que mis espectadores van a querer ver. Las hago por esta misma necesidad de querer cumplir el objetivo de hacer pinturas. Que en el concepto de arte concreto, es geometría y color, y ahí ves tú cómo te relacionas con eso.

Además, siento que hoy vivimos en una época muy esclavizada por la imagen, casi una dictadura de la interpretación. Todo tiene que “significar algo” y todo debe explicarse en exceso. Por ejemplo, te paras frente a una obra y siempre aparece alguien diciendo: “Este color significa tal cosa porque mi mamá me retaba por no hacer la cama”. Hay una sobreestimulación del arte, una necesidad de justificarlo todo. Entonces, si yo te digo que un cuadro se llama Primavera, de inmediato te dispones a buscar la primavera ahí y ese es el punto, no hay primavera.

En ese ánimo de querer encontrar la interpretación y como ese forzoso de un título, te lleva a decir, “Ah, ya, quizás así va a ser”. Pucha, ese amarillo creo, a lo mejor es de primera, me acuerdo, donde estaban de mí tía. Pero no, porque el título ya te dijo que esto es esto o esto otro. Como que ya lo tienes. Como que te condiciona.

Por eso mismo nombra sus cuadros sin frases llamativas, si no un simple número y la región de donde haya sido producido. Comentaba que sus obras hechas en Chile llevaban ese sufijo acompañado del número correspondiente. En su viaje por España se llamaban Ibérico y los hechos en Alemania: bavaricos.

¿Hay algo en particular en lo que te inspires para realizar tus obras?

— En la necesidad de estar ocupado, de la necesidad de estar produciendo y sentir que no estoy, que no me la está ganando el tiempo. Sentir que estoy haciendo algo, y que tantas semanas, tanta plata invertida en materiales, tantos no sé qué, tanto bla bla bla, quedan colgados después de ahí, po. Quedan materializados en algún lugar, po. Algo cataliza la acción de pintar que produce un goce, una satisfacción. Es como un procedimiento placentero, ya lo encuentro casi meditativo.

¿Y de dónde salen tus ideas?

— No tengo ni idea, solo sensaciones. Yo no dispongo de igual manera la composición de la pintura si es una tabla de 3 m por 50. No la pienso igual que si fuese un bastidor de 1 m 30 por 1 m, o sea. La cancha igual dicta el fútbol, digamos.

Con esa respuesta dejó en claro uno de sus pasatiempos, el fútbol, deporte que practica cuando no se encuentra en su estudio de arte o en el instituto de arte en Miraflores. En esa misma línea continúa haciendo una analogía en lo que es el arte y el balompié. El estilo de juego en esencia es lo mismo, pero no juegas siempre a lo mismo, y se verá condicionado por el estadio, que puede ser lo físico o lo mental, ya que el temple de ánimo dictará el movimiento de la muñeca al componer.

¿Cuál es el concepto que tú trabajas?

— Me especializo, o me gusta decirlo así, en el arte concreto, que desde mi postura, en verdad todo esto ya está escrito hace 100 años, y básicamente no quiere decir nada. Partió en Suecia y entre conferencias llegó a Brasil para seguir expandiéndose por Latinoamérica, pero bajo el nombre de arte Madi. Y todo lo que te comento, como ya te dije, está escrito en un libro que se llama el manifiesto del arte concreto, en donde se establecen por así decirlo los principios de esta disciplina, que tiene como objetivo no decir nada.

Determinando que todo lo que está por fuera del movimiento no es concreto, todo aquello que tiene una pizca de figurativo pasa a ser otro arte y que no es concreto.

“Es un gesto hasta político, guardando silencio en el momento en que todos están con la cuchara y la olla metiendo ruido, es raro que algo mantenga silencio entre tanta bulla alrededor”.